La Alegría en el trabajo clave para la calidad educativa institucional

Más de una vez se piensa ¿cómo alcanzar el ideal de colaboración, entrega, entusiasmo y responsabilidad en la institución?, ¿cómo lograr el máximo de rendimento de los talentos de los alumnos y de los docentes?, ¿qué tipos de conducta se originan cuándo no se alcanza un ideal deseado?. En todas estas preguntas se halla planteado el problema de la motivación. La conducta humana no obedece al azar; más bien se dirige a determinados objetivos externos que estimulan los motivos interiores de obrar.

La vida humana, y en ella incluyo a cualquier actividad que uno desarrolle, se halla estrechamente vinculada al problema de la motivación. También, toda tarea educadora se encuadra en ello. ¿Es exagerado pensar que la tarea principal de un educador es motivar a los estudiantes y la tarea de un directivo es motivar a los educadores?. Estamos frente a una tarea esencial: la motivación del personal. Es un verdadero cimiento. No se ve pero sostiene.

Se entiende por motivación al conjunto de fuerzas que impulsan a un individuo hacia un objetivo determinado, orientando su ser y hacer. La motivación actúa como un impulso de la conducta humana. En el terreno práctico, la motivación es preocupación y actuación continua por suscitar, desarrollar y fortalecer actitudes positivas.

Dada la extrema complejidad de la persona humana, no es intención el abordaje de respuestas fáciles e inmediatas. Sí, se intenta ponerse en situación de pensar, ¿por qué no se logra muchas veces más pertenencia del personal en una institución?, o ¿por qué un profesional no se manifiesta alegre con su trabajo, con lo que ha elegido vocacionalmente hacer? Hace falta que la manifestación de la alegría dependa de una realidad interna y sentida de la persona. Los motivos internos movilizan al hombre, despiertan sus energías, pero necesitan de un estímulo exterior para que se dirijan en un sentido pleno y valedero para todos.

En una Institución es necesario que el ambiente de la organización, es decir, que el conjunto irradie una motivación. La motivación institucional es condición importante para estimular las actividades particulares de cada clase o las diferentes tareas que se desempeñan. Es una forma de asegurar un verdadero aprendizaje eficaz. Es toda la Institución la que educa y ayuda a crecer.

La motivación de los educadores se halla inserta en la motivación general de los hombres. Determinar cuáles son los motivos fundamentales de la conducta humana, es verdaderamente complicado. Sin embargo, existen evidencias que permiten ya fundamentar una determinada actuación orientada a motivar adecuadamente la conducta humana. Si hablamos de las motivaciones biológicas de los alumnos, éstas deben ser satisfechas fuera de la institución: hambre, sueño. Aunque si nos remitimos a nuestra historia educacional argentina, a mi entender, se cayó en un asistencialismo, anulando la participación de las instituciones intermedias; cambiando el rol del educador, etc.  Por supuesto, que no es ajeno al cuerpo directivo, la preocupación para que esas necesidadespuedan ser satisfechas de una manera razonable, por los actores que correspondan.  La existencia de un bar bien dispuesto, la existencia de tiempos de actividad y reposo, parecería que no son cuestiones directamente educativas; sin embargo, influyen sin duda en la marcha del colegio. Hay otras condiciones físicas que se refieren directamente al colegio: seguridad, limpieza… Si las condiciones son satisfactorias, las necesidades físicas no plantearán problemas.

Las necesidades y motivaciones psicológicas se pueden resumir en la necesidad de seguridad, la seguridad de dignidad y la necesidad de comunicación. Una acción directiva eficaz tiene que intentar por todos los medios que la Institución, asegure que alumnos, educadores, administrativos, personal no docente, se sientan seguros, dignos, y con pertenencia institucional.

El deseo de seguridad en los profesores no puede olvidar dos temas fundamentales: el problema de los salarios y el de la estabilidad y desempeño de su trabajo. El profesor se siente seguro cuando a través de su trabajo en la institución educativa adquiere los medios materiales necesarios de subsistencia para él y para su familia. Normalmente los directivos de un colegio tienen escasa capacidad de decisión en orden de los salarios que percibe el personal educador, técnico, auxiliar, etc. Sin embargo, tienen la capacidad de información y de petición, ante las personas u órganos que tengan influencia eficaz en el problema de los salarios a fin de que éstos puedan cubrir decorosamente las necesidades básicas.

Pero, no se trata simplemente, de una solución material. La estabilidad dependerá también de la claridad en la definición de la situación del profesor: obligaciones, derechos, pertenencia, etc. Además, llevar a la convicción del personal de la institución de que no se realizará ninguna acción que pueda poner en peligro el BIEN COMÚN. De manera que todos tengan en claro las reglas acordadas en la Institución.

Probablemente la mayor fuente de satisfacción personal en un colegio es la impresión subjetiva de que ¨se cuenta con todos¨y al mismo tiempo la de que hay un ¨campo de autonomía¨en el cual cada uno puede trabajar independientemente, bajo la orientación del Ideario institucional. En definitiva, reconocer en el campo de los hechos la capacidad de iniciativa y libertad personal de cada profesor y de cada alumno. En concreto, la oportunidad de ayudar a otros, la posibilidad de sentirse parte de un proyecto y la de trabajar con autonomía, son condiciones de trabajo que satisfacen la dignidad personal. En ella se realiza el ¨ser considerado como alguien¨ y no ser considerado como ¨una cosa o como un mueble¨. Al margen del dinero y de las satisfacciones materiales, el hombre necesita la consideración de los que le rodean y especialmente de los que tiene las máximas responsabilidades. La satisfacción de las necesidades básicas fundamentales engendra una disposición alegre en la vida de la institución.

La alegría viene a ser como el coronamiento y el indicador deque ¨las cosas van bien¨. Las principales fuentes de alegría las encuentra el hombre en la búsqueda permanente de la verdad. Si las relaciones, dentro de la institución son satisfactorias y, por otra parte, se tiene conciencia de realizar bien el trabajo, la alegría fluirá espontáneamente y vendrá a reforzar las actitudes positivas del personal.

Entendiendo el trabajo como un elemento de educación, es esencial, que el trabajo se realice con la mayor perfección de que sea capaz la persona, desarrollando todos sus talentos. Este es un indicador posible de la calidad educativa. como dice Ramón Pérez Justa, el elemento clave es la persona, cuya concepción y actitud, incide fuertemente sobre el modo de entender, planificar, desarrollar y evaluar la educación.

Es necesario recordar que la alegría no se la encuentra buscándola directamente. Es el bien la fuente de alegría. Haciendo bien lo que se debe hacer, el trabajo que se tenga a mano o bien cualquier actividad, ya sea una ayuda, una visita que sirva de ánimo, un arrepentirse y modificar actitudes, una lectura profunda, un juego que pueda entretener, un trabajo con la tierra (plantar tomates), un amanecer, una actividad compartida y la alegría sin llamarla se presentará entre nosotros.

La alegría se esconde detrás del bien; buscando el bien se la encuentra. Esto vale tanto como decir que el problema de la formación para la alegría es un problema de formación ética, que implica capacidad mental para descubrir el bien y la fortaleza de la voluntad para realizarlo, aún frente a nuestras limitaciones y miserias. La sobriedad y el dominio de sí mismo, son algunos de los factores condicionantes de la alegría, en una sociedad que que ofrece tenerlo todo. Son, a su vez indicadores del camino para una nueva formación humana en la que se funden la Pedagogía visible, técnica y pragmática, con la educación invisible, humana y profunda.

Y como dice R.Guardini: ¨Esta fuente se halla más honda aún, en el corazón mismo, en su interior más profundo. Allí mora DIOS, y DIOS mismo es la fuente de la verdadera alegría¨.

Jorge Alberto Herrera

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