Jorge Herrera en Línea

El colador

El colador

Todos sabemos la función de este instrumento: deja pasar por los agujeros una sustancia y retiene otra. Puede que retenga el alimento o lo que no es y deje pasarlo o viceversa.

En la vida personal puede que nos encontremos tan agujereados, que lo más valioso de ella se nos esté escapando y estemos perdiendo el centro de nuestra vida. Quizás las obligaciones y el peso de emociones encontradas, puede que sean una mochila pesada de cargar.

Creo que parar un poco el ritmo y volver a preguntarnos qué está ocurriendo?, ya es un buen indicio de reflexión personal profunda y madura.

Recuperar el timón de la existencia, y preguntarse, quién soy?, qué busco?, son señales de buen camino de reencuentro personal. En definitiva, sólo se trata de vivir creciendo, aprendiendo cada día o dejarse llevar por los caprichos egoístas de avanzar imponiendo una única mirada soberbia.

Si en nuestra sociedad argentina no volvemos a pensar desde una cultura que se caracterice por el respeto entre todos, a pesar de las diferencias; una cultura de aprendizaje cotidiano; una cultura solidaria con el que más necesita, el que más sufre, va a ser muy difícil construir una nación que cobije a todos sin excepción.

La historia muestra las luces y las sombras de los procesos vividos por las sociedades, Si deseamos realmente recuperarnos como nación, creo que en este bicentenario de nuestra patria, deberíamos recuperar la propia autocrítica, es decir, no poner los errores solamente en el otro y tomar la decisión de salir del encierro del propio laberinto mental.

Creo que el desafío es salir de una mirada dirigida al propio ombligo y descubrir que no vivimos solos, sino que tenemos la gran oportunidad de aprender a vivir junto a otros semejantes que también están a nuestro lado, compartiendo esta maravillosa aventura de estar en el camino de la vida.

Desde esa realidad que planteo, veo como claro empezar por uno mismo. La vida humana se va organizando con sentido, desde la cultura. Ésta se va transmitiendo en forma estable y dinámica cada vez con más necesidad de  trascendencia. Hay más necesidad de Dios, frente a tanta violencia de todo tipo y más necesidad de ejemplos de coherencia, empezando por quien escribe. Para ser más convincente a los que nos miran: nuestros queridos jóvenes

Y aquí surge en estas líneas reflexivas, el valor de la educación para todas las personas sin excepción. La educación como proceso de desarrollo de la persona que vive en comunidad. No en abstracto. Y se educa en base a la imagen o modelo de hombre que se ha elaborado culturalmente. Es el modelo cultural el que orienta el proceso de la educación

Y si usamos mejor el colador?, y tomamos la decisión de retener lo valioso, aquello que vale la pena y dejamos pasar por el colador la basura, lo que no sirve para el crecimiento de la persona. Ejemplo, un mundo irreal, fantasías y modelos de vida estereotipados que presentan el cuerpo ideal, el consumismo desenfrenado, etc.

Es el momento de dejar de poner la condición de cambio en el otro, comenzando por cambiar la forma de pensar que no se puede. Nadie nos enseña cómo tenemos que pensar, ni en casa ni en el colegio. Se puede educar el pensamiento con trabajo paciente. Todo depende de cómo uno vea las cosas y de cómo se quiera vivir; es una actitud, pero la misma es una consecuencia de una decisión

Cabe preguntarse, pacientes lectores, y ya para concluir, qué nación queremos construir?, cómo deseamos vivir?, respetando las normas? Recordemos que detrás de ella, hay un valor y detrás de él está la VIDA, que nos ha sido dada y no precisamente por nuestros méritos. El desafío está planteado. El pasado no condiciona el futuro; son nuestros pensamientos y decisiones los que lo hacen.

Gracias por estar

Jorge Alberto Herrera

Educador contemporáneo