¿Se puede ser más responsable?

En la madrugada del 13 de enero, en Bs.As., Ciudad Autónoma, nuestro hijo sufrió un asalto en su propia habitación, por dos seres vivos muy parecidos a los que llamamos personas.

¿Qué le está ocurriendo a la sociedad con el tema de la violencia y la responsabilidad?

En la familia, seguramente se han debilitado los vínculos más profundos, ya sea con uno mismo: ¿quien soy?, ¿qué aspiro a ser con mi vida?; con los demás: escuchar al otro, respetar sus tiempos, su intimidad, disculparse, dar las gracias, trabajar con el diferente, etc.; con lo trascendente: ¿qué experiencia tengo de Dios?, ¿qué representa para mi existencia?, ¿qué lugar ocupa en mi vida real?; con el medio natural: ¿soy cuidadoso y responsable con la naturaleza?, etc.

En la relación entre gobernante y gobernados, ¿por qué existe tanta desconfianza, indiferencia frente a las respuestas cívicas, tanta corrupción?

En la educación, puede observarse o no, ¿tantísimas informaciones, sin el procesamiento y elaboración necesarias, muchas veces con respuestas vacías de criterio racional y madurez emocional?, etc.

¿Qué se puede hacer?

Retomar el camino en uno mismo, siendo más responsable de los actos, no esperar que el otro sea responsable de mi felicidad. Ejemplo: ¿por qué tiro el pañal sucio por la ventanilla del auto?, ¿por qué arrojo el fósforo por la ventanilla sin importarme nada?, ¿por qué conduzco sin hacer las señales al que viene atrás?, ¿me siento poderoso de qué?, etc.

Es muy saludable el ejercicio vivencial permanente de la responsabilidad, que me permite darme cuenta de las emociones, de mis sentimientos, de mis pensamientos, de mis palabras y de mis acciones para hacerme cargo de lo que corresponda. De manera de no hacer daño al otro, ni generando falsas expectativas.

Es posible, a mi entender reconstruir el tejido social, empezando por uno mismo, desde la vida cotidiana. Si fumo y veo que me deterioro, además, de lo que dice el médico, tengo que tomar la decisión de dejarlo inmediatamente. Una gota más otras gotas, llegan al mar y se multiplica lo bueno. El bien va a triunfar sobre el mal.

Si uno empieza a cambiar para bien y sigue en el vecino y aumenta el cambio de actitudes en tu barrio, entendiendo que en el sufrimiento del otro en algo tengo que ser yo responsable, ya sea por acción directa o por omisión. Creo que de esta manera vamos formando círculos de personas con más responsabilidad y esto contagia a otros.

Por supuesto, que nada es mágico, pues, existe mucho vacío existencial, indiferencia y un mirarse al ombligo y al bolsillo de cada uno. Empecemos ya a cambiar. Dejemos de pensar de una manera y actuar de otra. Terminemos con las disociaciones, con echar culpas a otros, con que nada se puede hacer. Empecemos ahora, no mañana, respetable lector/a, y por casa. Y con los demás, que es nuestro prójimo y no el enemigo. Tenemos que aprender a vivir con los demás, ayudando a quien lo necesite

Y por último, revitalizar el educar en forma constante al ciudadano, estar atentos para que los peores rasgos de una sociedad, como la falta de solidaridad, el egoísmo o la indiferencia no destruyan al tejido social. Tenemos que ser vigías de la esperanza y actuar como pequeños faros de luces en medio de la oscuridad, recobrando la identidad cultural, es decir, un modo de ser argentino, una forma de actuar con respeto a la vida. ¿Será posible?

Gracias por estar! Jorge Alberto Herrera

1 Comment to “¿Se puede ser más responsable?”

  1. By Anónimo, 16 febrero 2009 @ 1:34

    Vuelvo a la última frase de de lectura …un modo de ser argentino, una forma de actuar con respeto a la vida. Será posible? …..Opino que SI, y creo que la única forma es «dando el ejemplo», pero todo el tiempo, no a veces. Uno como educador, como padre, como hermano, como amigo, como vecino, como par, deberia sentirse responsable de «ser». Yo «Soy» por lo que hago…y si hago una mala acción…saque sus propias conclusiones… 🙂
    Aca va una historia simple, pero importante. Espero que los deje pensando un rato:
    Resulta que en una familia tipo habia un abuelo, el padre del dueño de casa. Entrado en años el anciano ya no podia comer sin romper su propio plato debido a sus temblores cada vez mas fuertes. Cansado de que rompa platos y vasos o todo lo frágil que haya en la casa, su hijo, el dueño de casa, va hacia afuera, a su taller y comienza a trabajar en madera un plato para su padre.
    Al estar casi terminandolo se acerca su pequeño hijo, el nieto del anciano y le pregunta: – ¿Papá cuando seas «viejo» yo tambien tendré que hacerte un plato de madera?
    El padre, miró el plato, lo dejó caer y se largó a llorar, dandose cuenta de que a él eso no le gustaría nunca.
    Espero que todos puedan darse cuenta que nuestras acciones marcan a los que tenemos alrededor, demos el ejemplo, y no se den por vencidos ningún día de su vida!
    Saludos!
    Mariana

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