Jorge Herrera en Línea

…¨SE BUSCAN ADULTOS MÁS COHERENTES…PARA ORIENTAR…

Uno de los problemas que los adultos generamos con los adolescentes, es de
reaccionar frente a un conflicto de comunicación, en forma ácida. Quizás, ante
situaciones límites, los desequilibrios emocionales pueden jugarnos en contra
de lo que se desea y se caiga en desencuentros…Cotidianamente se observan situaciones que si se reflexionan, pueden ser indicadores o
emergentes de turbulencias no trabajadas, que a la corta o la larga desembocarán en conflictos, en los cuáles el que sufre y mucho, es el adolescente.
Los fracasos en el estudio, la poca motivación que reciben del adulto para estimular el deseo de aprender que es previo a la voluntad de estudio; el exceso de libertad producto de los procesos históricos vividos en nuestro país, que en mi análisis nos han marcado como sociedad; el uso del dinero ya sea como faltante en las familias, por ende, como deseado en forma desmedida, perjudicando a la inteligencia emocional del adolescente, descontrolándolo de su eje vital. Por exceso, el adulto comete la torpeza, de darle dinero, regalos (teléfonos sofisticados, etc), justificándose ingenuamente, ¨como yo no los tuve…¨.

Otra de los conductas que a diario se analizan, poca o nada práctica del deporte en el adolescente, a esto si le agregamos, un fin de semana,  con tertulias, previas, en distintas paradas, iniciándose en el consumo del tabaco, bebidas mezcladas, originando consecuencias no analizadas y reflexionadas por los Padres en forma adulta y responsable. Refiriéndome a los Padres, comento haciéndome cargo de lo que expreso, algunos de ellos, permiten su consumo con una mirada cómplice y hasta justificándose inmaduramente con ¨yo no me enteré¨, ¨qué exagerados…¨

En estas situaciones descriptas, el adolescente se siente perdido, desorientado,  carente de sentido profundo de su vida y esto se observa en general, en algunas familias y en las instituciones educativas.

 ¿Por qué mi hijo/a no ha encontrado el sentido de su valiosa vida?

¿Por qué causas mi hijo/a no puede asumir sus responsabilidades inmediatas: limpieza de su cuarto, pequeñas
tareas hogareñas, cuidado de las mascotas…?

¿Por qué no puedo trabajar el límite con afecto y firmeza?

¿Cuánto hace que no escucho en forma activa a mis hijos?

¿Por qué no hace deporte mi hijo/a?

¿Qué está pasando con el Facetbook?, ¿Soy consciente como Padre/madre, de las formas de expresión de mis
hijos, de las burlas, hasta el mal trato encubierto que se organiza desde ese espacio casi vedado al mundo adulto?

¿Tomo conciencia de la necesidad de reflexionar acerca del estilo de vida que se expresa primero en la
familia y luego se proyecta a la sociedad?

¿Por qué ha descuidado tanto el estudio?

Estamos muy preocupados por la seguridad física, emocional y social de nuestros hijos. También, nos preocupa su educación y reclamo en las escuelas que se mejore el sistema y está correcto en que se haga.

Los que pueden constituyen fondos de fideicomiso para asegurar el futuro económico de sus hijos. Pero, allá en el fondo, hagamos lo que hagamos, sabemos que la única manera de proporcionarles a nuestros hijos una protección real y duradera es enseñándoles a ser personas responsables.

Lograr que nuestros hijos sean responsables significa ayudar a nuestros adolescentes, para que puedan adquirir madurez para actuar ante la familia, ante uno mismo, y ante la sociedad.

También, significa ser responsables en todos los aspectos de la vida: sentimientos, pensamientos, acciones, ante uno mismo, en el grupo de pertenencia, ante la naturaleza, ante lo trascendente, cuando me ven y cuando no ven.

Ser responsable no es consecuencia de la madurez, sino causa de ella. Por eso, para los padres lo esencial es que sus hijos adquieran cada día una actitud responsable. Ayudarles a forjar su carácter, para sobreponerse a las dificultades cotidianas. Ello se logra cuando se disciplinan para hacer algo que no quieren hacer, porque le encuentran un sentido positivo para sus vidas, por que es correcto y alimentan a su vida.

La adolescencia es una etapa muy valiosa de la vida, en la cual, cada uno busca su propia identidad. Necesita de una persona adulta serena, equilibrado para crecer rectamente y que lo oriente. La crisis que observo no es de los
adolescentes, sino de nosotros: los adultos.

Gracias por estar!!  Jorge Alberto Herrera: educador contemporáneo.