…¿QUÉ MUNDO LE ESTAMOS DEJANDO A LOS NIETOS?…Imaginate un mundo sin música…sin colores…sin Dios…
El sistema económico no posee en sí mismo criterios que permitan distinguir correctamente las necesidades humanas. Es necesario una urgente gran obra educativa y cultural, que comprenda la educación de los consumidores para un uso racional de su capacidad de elección, la formación de un profundo sentido de responsabilidad en los productores y sobre todo en los profesionales de los medios de comunicación social, y de la presencia de las autoridades públicas.
No es malo el deseo de vivir mejor, pero, es equivocado el estilo de vida que se presupone como mejor, cuando está orientado a tener y no a ser. Es necesario esforzarse por implementar estilos de vida que busquen la verdad, el bien y la belleza. El hombre cree que puede disponer arbitrariamente de la tierra. En vez de desempeñar su papel de colaborador de Dios en la obra de la creación, el hombre suplanta a Dios y con ello provoca desastres en nombre del progreso. Extrae el recurso natural sin preveer sus consecuencias para el propio hombre, sobre todo para las generaciones futuras.
¨Cuando la libertad se vuelve autónoma, es decir, cuando el hombre es considerado más como un productor o un consumidor de bienes que como un sujeto que produce y consume para vivir, entonces pierde su necesaria relación con la persona humana y termina por alienarla y oprimirla.¨[1]
Veamos un caso concreto sacado de la realidad cotidiana, extractado del diario,[2] en la Mina Gonzalito, (Río Negro), se explotó el yacimiento de fluorita, cinc y plata, en la década del 60 hasta 1982, fecha en que se cerró, por la caída en el precio de los metales. Es comprensible que la minería genera un impacto ambiental notable. No estoy en contra de la explotación inteligente, que se responsabiliza como sostiene el Derecho Civil, ¨quién genera el daño debe prevenir sus efectos¨.
En la Mina Gonzalito llegó la gente, por trabajo, por alcanzar sus proyectos de vida. Allí vivió. Hoy está todo desguazado. No hay chapas, ni canillas, ni plaza, un solo árbol sigue verde y algunas pitas.
Existen necesidades colectivas y cualitativas que no pueden solucionarse con la
idolatría del mercado, que ignora la persona como tal.
La Mina Gonzalito hoy encierra muchos peligros para las personas y animales, los pozos, los químicos, hierros, chapas herrumbradas…Me imagino, la zona con carteles, con alambrados, con informaciones de un pasado para aprender a no volver a repetirse. Aprendiendo que se puede explotar un recurso, pero cumpliendo con las normas que aseguren la continuidad de la vida. No somos dueños de ella, somos administradores y que algún día vamos a rendir cuenta de ello.
Como sostiene la Encíclica [3], ¨que reconoce la positividad del mercado y
de la empresa, siempre que estén orientados hacia el bien común¨, ¨la empresa no puede considerarse únicamente como una sociedad de capitales; es, al mismo tiempo, una sociedad de personas¨.
Para finalizar, comparto paciente lector, del mismo documento citado, …¨que la solución de los graves problemas nacionales e internacionales, no es sólo cuestión de producción económica o de organización jurídica o social, sino que requiere precisos valores éticos religiosos, así como un cambio de mentalidad, de comportamiento y de estructuras…¨
Jorge Alberto Herrera. Educador contemporáneo.
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