¿DE DÓNDE VENDRÁ LA AYUDA? (Salmo 121)

50 millones de desechos de residuos electrónicos de los países centrales van a los basureros de China, África, América latina. La convención de Basilea lo ha prohibido. Las responsabilidades del consumo se han globalizado. Me pregunto: cada persona que nos rodea ¿es importante?, vivir en comunidad, ¿vale la pena?, ¿Cómo queremos vivir?. El exceso de consumo nos está llevando a la muerte.

¿Por qué nos olvidamos del respeto a la naturaleza, que nos ha sido dada?. Amar es cuidar, respetar, y esto es más que consumir y tirar si no me sirve. Hemos perdido nuestra visión de la vida. No vale con consumir sin respetar los recursos, de una manera excesiva de consumir, el escándalo de consumir y tirar el alimento sin valorar la vida de los demás.

¿Qué mundo estamos construyendo?

Existe una cuádruple convergencia que caracteriza al mundo actual. La primera estamos en presencia de cambios climáticos provocados por el mal uso de los recursos realizados por el hombre; la segunda, fin de la energía barata; la tercera, una reducción de los recursos: contaminación del agua, la tala indiscriminada de los bosques, pesca, suelos, etc., y por último, una gigante burbuja de especulación, 50 veces más que la economía real.

Se podría decir, que nunca hay suficiente para los que no tienen nada, y siempre hay suficiente para aquellos que lo tienen todo. El discurso muchas veces, se acerca a lo obsceno, porque faltan recursos para superar la pobreza y sobran recursos para satisfacer las necesidades artificiales(inversiones en armamentos).

Esta situación, muchas veces, hace que la gente se decepcione de los dirigentes que gobiernan al mundo. Pues, hay mucha más gente sufre hambre en el mundo de la que uno se imagina. Pareciera que la opción está orientada a salvar bancos más que buscar soluciones reales a la gente.
Pareciera que todo vale y que lograr el fin justifica cualquier medio, es decir, cualquier medio es lícito para obtener ganancias.

Si se vive haciendo lo que a cada uno le conviene, me parece que es una vida bastante miserable. Estoy convencido, y lo deseo compartir, con ustedes pacientes lectores, que cada uno tiene que hacer lo que tiene hacer, es un descubrimiento personal. Educar es ayudar al otro a que pueda descubrir el sentido de su existencia. Siempre respetando la libertad interior del otro. Atreverse a preguntar, con mucha humildad y sinceridad, ¿para que estoy en este mundo?.Creo que es lo único que dará satisfacción cuando uno llegue a viejo haber sido consecuentes con uno mismo. Y me atrevo a decir, sin ofender a nadie, que la gente que no sabe para dónde va, es la que nunca descubre nada.

Frente a este panorama, ¿que hacer?.

Me cuesta mucho saber y exponer lo que hay que hacer. Simplemente reflexiono y comparto, porque deseo un mundo más fraterno. Creo que estamos en un momento de transición en la historia. Un nuevo paradigma se vislumbra más centrado en el respeto de la persona, que no es ético crecer a cualquier precio, buscando la explotación de los recursos sin límites. Tampoco es bueno promover el consumismo como meta para alcanzar la felicidad, olvidándose que la vida es más que producir y consumir. Creo que es bueno reemplazar los antivalores dominantes de codicia y acumulación desmedida, por el de la cooperación incluso en el consumo, solidaridad, frente a este modelo neoliberal, hijo de la economía neoclásica, con mucho poder hoy.

Este modelo, está utilizando estrategias del siglo XIX, pero se debe reconocer que la Biología, Medicina, Antropología, la Neurociencia, la filosofía, la historia, las religiones, entre otras, están vigentes, ayudando a descubrir y afianzar el conocimiento, a la investigación, despertando más conciencia. Esta tensión entre ese modelo tentador neoliberal, que plantea un paraíso inalcanzable, donde vamos a estar bien, es parte de un truco; que se sustenta en una mitología: el de repartir ganancias.

Un ejemplo de la realidad, en el Gran BsAs, más de medio millón de familias vive en 864 villas y asentamientos (según, la ONG ¨Un techo para mí país), del cual, el 85,2% no cuenta con redes cloacales. Frente a esta realidad, ¿qué hacer?. José, Pedro, María…, estamos hablando de personas semejantes a cada uno de nosotros. Creo que las respuestas van a aparecer, en gran parte, por las decisiones que tomemos cada uno de nosotros con nuestras vidas.

¿Cómo deseo vivir?, ¿Cuál es el sentido de la propia existencia?. Como sociedad, ¿qué podemos hacer juntos?

Como sostiene, Grün, ¨hay muchas señales inequívocas de que la humanidad está muy golpeada: el efecto invernadero, los agujeros de ozono, la disparidad norte-sur, las hambrunas en determinadas regiones, las guerras por los recursos, la explotación de las riquezas del subsuelo y el gran deterioro de la exosfera. Ha llegado el momento de actuar, readaptemos nuestro comportamiento día tras día desde la realidad. Y no desde lo que cada uno piensa o cree que pasa con las personas y el medio.¨

Parece una ironía, pero me ha pasado encontrarme con personas y escuchar: ¨yo pensaba¨, ¨yo me imaginé¨. Es más directo y creo que hasta más sano ¨ver la realidad¨ y preguntarse: ¨¿qué está pasando?, ¿qué me está pasando con mis actitudes?, ¿cuál es el problema?. Es importante comenzar con alguna tarea o continuar con aquello que ha dado resultado positivo

Paciente lector, ¡gracias por estar!

Jorge Alberto Herrera. Educador contemporáneo

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