…¡CON LOS ADOLESCENTES NO…!
Desde la búsqueda de un espíritu reflexivo, sin deseo de imponerte ninguna alternativa, te propongo compartir algunas reflexiones, que mientras las vivencio en mi persona, fluyen con el deseo de comunicarme…
Cuando observamos a diario situaciones conflictivas entre las personas, expresándose hasta los golpes, a veces llegando hasta la muerte, me pregunto, ¿qué nos pasa a cada uno de nosotros con respecto a las emociones?, ¿por qué persiste tanto el enojo, sin encontrar las palabras adecuadas para expresarse?, ¿llegamos a conocernos cómo somos?, ¿sabemos solicitar ayuda?.
Cuando observo por los medios, a adolescentes de 15 años en la madrugada caminando, me pregunto, ¿por qué están ahí?, ¿en que se benefician descargando a través del alcohol y el tabaco?
Desde 1940 en adelante, la sociedad argentina incorporó masivamente a un segmento social, la llamada clase media. La misma se había caracterizado por el trabajo, el ahorro, el valor del estudio, del conocimiento integral, de la cultura, de la vida. Poco a poco, se fue deteriorando este tejido o red de valores de contención en la sociedad argentina, fracturándose, según mi criterio, por la imposición sutil del consumismo, a partir de la posguerra y con un punto crítico decadente con el llamado Rodrigazo. En este contexto pasamos por el 2001, con la crisis más despiadada para los argentinos porque acentuó la marginalidad social, la falta de sentido de la vida y un alarmante endeudamiento. Hoy en el 2011, se encuadra mis reflexiones y alternativas para vivir mejor y me pregunto:
¿Por qué existen muchos adolescentes que no van a bolichear, ni a la tertulia y se alegran organizando bailes en casa de las familias, practican deporte, descubren el valor de la vida sana y colaboran en tareas solidarias?. Otros, están en el camino de recuperar el valor de dormir, de alimentarse sanamente, invirtiendo tiempo en el estudio, de levantarse temprano, de darle gracias a Dios por estar vivos, por compartir con amigos…
Todos sabemos que el segmento de la adolescencia es un mercado casi cautivo para algunos, originándoles ganancias impresionantes, no es nada nuevo. Si lo hacen los adultos, bueno que se hagan cargo de sus vidas. Pero, con nuestros adolescentes no, pues están en formación, debemos cuidarlos y orientarlos hasta que puedan hacerse cargo del timón de sus vidas
Pero, avanzando en el tema, me parece que no decimos la verdad nosotros los adultos padres, con respecto a que no podemos decirles que no a nuestros hijos, no sabemos colocarles un límite porque no deseamos que se enojen y tener un conflicto con ellos. Sabemos que salen de noche, que beben y otras cosas. Hemos quedado inmovilizados cuando nos dicen ¨todos van¨, ¨todos tiene permiso¨, ¨todos lo hacen¨, ¨soy el único estúpido o infeliz que no va¨.
Entonces, se entra en un circuito vicioso imposible de salir. Y más, como es fácil engañarnos y mentirnos sin consecuencia legal, hasta firmamos los padres actas de compromiso en las tertulias que se organizan en algunos colegios, responsabilizándose como adultos, de no consumir bebidas alcohólicas, permaneciendo con ellos toda la noche, pero encerrados en la cocina sin saber lo que pasa, convirtiéndose en cómplices de una noche en que todo vale y en la cual no existe el límite.
Eso si lo formal se cumplió, pero la realidad es otra cosa. (lo expreso con conocimiento de causa porque me ocurrió siendo Rector de un colegio). Esto no es educar, pues, se educa desde la coherencia en las pequeñas y grandes cosas, entre lo que sentimos, pensamos y hacemos. Ésta es una clave que la sociedad argentina tiene que recuperar. Es una decisión personal desear ser coherente. Es un proceso complejo tomar esa decisión, porque nos compromete a la acción. Para educarse hay que animarse a tomar decisiones sobre la propia vida y vivir en consecuencia. Si criticamos algo en los demás, tenemos que empezar por nosotros mismos para mejorar, como si fuera un artesano, que poco a poco trabaja el objeto y descubre una forma determinada. Así cada uno puede ser un artesano de su propia voluntad, buscando trabajar una personalidad resiliente, es decir, que se pueda superar frente a los obstáculos, que pueda fijarse metas de vida y encontrar canales de comunicación afectiva y efectiva.
Todo sigue hasta llegar al viaje de egresado, cuyo objetivo en la mayoría de las veces es el descontrol, producir aturdimiento, ebriedades, desórdenes sexuales y destrozos. ¿Cuál es el verdadero objetivo de ese viaje? Creo que hay que animarse a replantearlo y hacerlo desde una mirada de ayuda solidaria.
Tomemos conciencia, se está fracturando el mundo cultural del adolescente del mundo de la familia. En muchos casos, los chicos viven de noche y duermen de día. Cuando nosotros ya no estemos, de que van a vivir estos adolescentes, muchos llegaron a los 30 años y siguen meditando, ¿cuál es el sentido de mi vida?, ¿qué tengo que hacer’? Mi sueño es ver a una Argentina que se afiance como una nación republicana, con un pasado común y con un destino que nos proyecte hacia adelante
Una Argentina que recupere la mirada de la búsqueda del bien común por encima de los individualismos
Una Argentina que privilegie la vida desde la concepción hasta la muerte digna
Una Argentina en donde la juventud pueda avanzar en una vida sana, con hábitos de estudio, con vínculo con la cultura, valorizando ese núcleo esencial en la vida de una persona: la familia, primera escuela de virtudes.
Gracias por estar!!
Jorge Alberto Herrera: educador contemporáneo
2 Comments to “…¡CON LOS ADOLESCENTES NO…!”
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By marceloH, 21 julio 2011 @ 16:45
muy bueno!
By María Eugenia, 25 julio 2011 @ 20:30
Hola Jorge cómo se encuentra hoy?Siempre me sorprende con nuevas reflexiones! Atendiendo a la temática planteada, le comento que hace un par de meses que estoy leyendo obras sobre literatura italiana donde la línea narrativa radica en la angustia existencial del hombre del siglo veinte. Se preguntará que tiene que ver ésto? Se relaciona en cuanto a que los personajes son seres pasivos, abandonados, incomunicados con el resto, desesperanzados, no encuentran un sentido a la vida, enmascarados, vacíos y perdidos ante el mundo. Son seres que desean escapar de su situación nefasta pero no pueden actuar, no tienen salida ni futuro porque están determinados a fracasar. Me pregunto cuánto de ficción existe en las novelas que leo y la sociedad en la que vivo? Últimamente me he vuelto más observadora y encuentro similitudes entre los personajes de las obras y los adolescentes y jóvenes de la vida misma, real. Veo que se relacionan en cuanto a la negatividad en la que encaran la vida, en la apatía y autodestrucción en la que ellos mismos eligen estar. Ellos están como perdidos, desorientados( al igual que los personajes). Es triste observar eso. A veces pienso que ese escenario lamentable acarreará terribles desenlaces e inmediatamente mi mente lo relaciona con el fin del mundo ( que tanto se habla diariamente). Sé que ésto es una exageración!! Pero la verdad es que todo ello causa mucha impotencia, impotencia en no saber qué hacer para cambiar ésto. Veo que hay chicos buenos pero son contados con los dedos de una mano. Y los demás? quién puede hacer algo por ellos? Hay que educar a los adultos, a los padres de esos adolescentes, que se den cuenta del mal que están haciendo a sus hijos. Sin embargo, es difícil cambiar la mentalidad hermética de un adulto ( lo digo por experiencia propia). Hoy no me alcanza con aportar sólo un granito de arena….pienso que algo más se puede hacer….hoy no se me ocurre. A usted? No lo quiero aburrir …espero encontrar otras producciones!! Le mando un abrazo enorme!! Hasta muy pronto!!